Esta frase nos es bastante familiar escucharla y durante
mucho tiempo han querido adoptarla en cuestiones del amor, pero yo diría que
esta connotación solo aplica para la física…
En el amor no es muy conveniente dejarse llevar por esta
simple frase usada deliberadamente y pensar que dará buenos resultados juntarse
con una persona opuesta a ti, en todos los sentidos, creyendo que solo por la atracción
que existe, funcionara.
No digo que no sea posible, puesto que si existen grandes posibilidades
de llegar muy lejos en una relación donde ambas personas sean opuestas en la
mayoría de sus cosas. Por ejemplo: parejas con diferentes culturas, filosofías,
idealidades políticas, gustos, entre otras, han logrado formar muchos hogares y
permanecer con el tiempo.
Pero no en todos los casos sucede, ya que existen grandes
diferencias que no en todas las parejas llegan hacer tolerables.
Es cierto que cada persona debe tener un carácter definido y
su personalidad propia, además de criterio propio, este nunca se debe perder.
De hecho ya el ser hombre o mujer nos hace diferentes en todo, en la forma de
pensar, sentir, amar. Pero en el matrimonio es muy importante coincidir en la
mayoría de las cosas. Esto hará muchísimo más fácil la convivencia en pareja. Dos
polos opuestos en todo, difícilmente se la llevaran bien y casi siempre será
una lidia a la hora de tomar decisiones en conjunto.
Hay parejas que apenas sobreviven a la convivencia por las
grandes diferencias que tienen entre sí. Es por eso que es muy importante que
tomes en cuenta las similitudes que tienes con tu pareja y la capacidad de
acuerdo que logran tener durante la relación de noviazgo.
Por eso yo apuesto a que mientras más cosas en común tengan, mas a favor
de la relación será.
Unas de las
cosas más relevantes que deben tener en común son:
1. Compartir
la misma fe: En la medida posible evita que tu fe sea opuesta a la
de tu pareja. Esto siempre a la larga traerá problemas. Uno de los más comunes
ocurre cuando llegan los hijos y viene el momento de tomar la decisión de en
cual iglesia bautizarlo. Este, tan solo es un caso entre muchos otros que
suceden, solo por no compartir la misma fe.
2. Estilo de
vida: Compartir el mismo estilo de vida sin duda es necesario.
Cuando no se compagina en este, surgen las contiendas por preferir más al
trabajo, la iglesia, el deporte, los viajes misioneros, las fiestas, etcétera, que a
tu pareja. Una de las dos partes con el tiempo se verá afectada, porque
no todas las parejas logran acostumbrarse, ni a aceptar el distinto ritmo de
vida del otro.
Por lo demás, como que comer, lugar preferido, música
favorita, cosas como estas, no necesariamente serán las mismas. Sin embargo, en
todo, debe existir el poder del acuerdo entre los dos. Entre más afinidad haya, mucho
mejor.
AUTORIA ORIGINAL: SHAYSIU GARCÍA
IMÁGENES: INTERNET
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